Dos hombres discutían sobre quién era mejor violinista.
-Soy tan buen violinista, que cuando toco el
violín en la iglesia de Santander, la Virgen de madera llora.
-Pues yo el otro día toque el violín en la
Catedral de mi ciudad y de lo bien que lo hice, bajó Jesucristo de la cruz,
me dio un abrazo y me dijo: “Eso si es tocar y no lo que hace el cabrón de Santander que hace llorar a mi madre".
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