-Doctor, resulta que mi marido es mudo y le gustaría hablar.
-Eso es muy simple. Lo único que tiene que hacer su marido es poner la mano encima de la mesa.
El marido le hace caso y entonces el doctor saca un martillo enorme y le pega con todas sus fuerzas a la mano. Entonces el mudo empieza a grita:
-¡Aaaaaaaaaaaaaah!
-Muy bien. Vuelva mañana y continuaremos con la letra B.
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