Varios personas que están en el Infierno deciden llamar a sus respectivos países para saber como les va, pero Satán les advierte que las llamadas desde tan lejos son bastante caras.
Primero llama un alemán y la llamada le cuesta 1 millón de euros.
Luego llama un francés y le cuesta 10.000 euros.
Al final llama un español y sólo le cuesta 50 céntimos.
El español le pregunta a Satán porque su llamada le ha resultado tan barata, y este le contesta que es porque era una llamada local.
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